Frases-de-reconocimiento ( 21 )
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El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura.

La diversión es como un seguro, cuanto más viejo eres más te cuesta.

Al que cae de una dicha cumplida no le importa cuán hondo sea el abismo.

El arte de la pintura consiste en aclarar y oscurecer los tonos sin decorarlos.

La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen.

La arquitectura es el gran libro de la humanidad.

Al comprar una casa piensa en el vecino que adquirirás con ella.

Cuanto más posee el hombre, menos se posee a sí mismo.

El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos.

El rey está rodeado de gentes que no piensan sino en divertirlo y en impedir que piense en sí mismo. Porque, por muy rey que sea, es desgraciado si piensa en ello.

La literatura es mentir bien la verdad.

Un guijarro en el lecho de un pobre arroyuelo puede mudar el curso de un río.

Ciertos hombres tienen el talento de ver mucho en todo. Pero les cabe la desgracia de ver todo lo que no hay, y nada de lo que hay.

Un buen gobierno es como una buena digestión; mientras funciona, casi no la percibimos.

Los que pueden actúan, y los que no pueden, y sufren por ello, escriben.

La misericordia es una parte integrante de la justicia.

Terrible es el error cuando usurpa el nombre de la ciencia.

Si los rebeldes pudieran triunfar descubrirían que se habían destruido a sí mismos.

El lugar ideal para mí es aquél en que es más natural vivir como extranjero.

Serás lo que debas ser, si no no serás nada.

La pintura es más fuerte que yo, siempre consigue que haga lo que ella quiere.

Las cosas se llaman equívocas cuando tan solo tienen de común el nombre.

El verdadero modo de vengarse de un enemigo, es no asemejársele.

Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

No hay bien ni mal que cien años dure.

En el agua y la lluvia El nenúfar Y sus dos flores erguidas.

No hay más que una manera de ser feliz: vivir para los demás.

Los celos son, de todas las enfermedades del espíritu, aquella a la cual más cosas sirven de alimento y ninguna de remedio.

La envidia es el adversario de los afortunados.

Usar de venganza con el más fuerte es locura, con el igual es peligroso, y con el inferior es vileza.

El que la sigue la consigue.

El epitafio es la última tarjeta de visita que se hace el hombre.

No hay auténtico genio sin paciencia.

Una nación permanece fuerte mientras se preocupa de sus problemas reales, y comienza su decadencia cuando puede ocuparse de los detalles accesorios.

Es evidente que todos los fines no son fines perfectos. Pero el bien supremo constituye, de alguna manera, un fin perfecto.

La guerra incondicional no conduce ya a la victoria incondicional.

El que lucha contra nosotros nos refuerza los nervios y perfecciona nuestra habilidad.

La senda de la virtud es muy estrecha y el camino del vicio, ancho y espacioso.

Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad.

¿qué ganarías con injuriar a una piedra que es incapaz de oírte?. Pues bien, imita a la piedra y no oigas las injurias que te dirijan tus enemigos.