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Después de la propia sangre, lo mejor que el hombre puede dar de si mismo es una lágrima.
El único estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.
La suerte es una flecha lanzada que hace blanco en quien menos lo espera.
Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es tan solo encantadora o aburrida.
Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas.
La desgracia abre el alma a una luz que la prosperidad no ve.
No olvidemos jamás que lo bueno no se alcanza nunca sino por medio de lo mejor.
El arte de agradar es el arte de engañar.
El consejo dado a un necio es como perlas arrojadas al muladar.
La reunión en el rebaño obliga al león a acostarse con hambre.
Las palabras son enanos, los ejemplos son gigantes.
La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor.
Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas:la paz.
Ningún tonto se queja de serlo: no les debe ir tan mal.
Cuando se sugieren muchos remedios para un solo mal, quiere decir que no se puede curar.
La diversión es como un seguro, cuanto más viejo eres más te cuesta.
Los que pueden actúan, y los que no pueden, y sufren por ello, escriben.
Una nación permanece fuerte mientras se preocupa de sus problemas reales, y comienza su decadencia cuando puede ocuparse de los detalles accesorios.
El que lucha contra nosotros nos refuerza los nervios y perfecciona nuestra habilidad.
A veces pienso que la prueba más fehaciente de que existe vida inteligente en el universo es que nadie ha intentado contactar con nosotros.
El hombre grande es aquel que en medio de las muchedumbres mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad.
Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella.
No sé cual es la clave del éxito, pero la clave del fracaso es intentar agradar a todo el mundo.
A veces no nos dan a escoger entre las lágrimas y la risa, sino solo entre las lágrimas, y entonces hay que saberse decidir por las más hermosas.
Los sentimientos de culpa son muy repetitivos, se repiten tanto en la mente humana que llega un punto en que te aburres de ellos.
Yo necesito compañeros, pero compañeros vivos; no muertos y cadáveres que tenga que llevar a cuestas por donde vaya.
A veces, unos puntos suspensivos a tiempo resultan más profundos que un verso archipensado.
A los hombres fuertes les pasa lo que a los barriletes; se elevan cuando es mayor el viento que se opone a su ascenso.
Todo fracaso es condimento que da sabor al éxito.
La aventura podrá ser loca, pero el aventurero ha de ser cuerdo.
Las bromas son como la sal: se deben usar con gran precaución.
Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas.
Todas las cosas son imposibles, mientras lo parecen.
El obrero tiene más necesidad de respeto que de pan.
La única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse.
El hombre tiene mil planes para sí mismo. El azar, solo uno para cada uno.
Olvidemos lo que ya sucedió, pues puede lamentarse, pero no rehacerse.
La peor soledad que hay es el darse cuenta de que la gente es idiota.
Nada se olvida más despacio que una ofensa; y nada más rápido que un favor.
En la vida no hay premios ni castigos, sino consecuencias.