Walt whitman poemas de amor ( 175 )
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Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.

Quien en zarzas y amores se metiere, entrará cuando quiera, mas no saldrá cuando quisiere.

Nos hemos de liberar de la falsa idea de que la fe ya no tiene nada que decir a los hombres de hoy.

En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.

Si eres feliz, escóndete. No se puede andar cargado de joyas por un barrio de mendigos. No se puede pasear una felicidad como la tuya por un mundo de desgraciados.

La mayoría de las personas tienen miedo a la muerte porque no han hecho nada de su vida.

Las pasiones son como los vientos, que son necesarios para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes.

Tanto más fatiga el bien deseado cuanto más cerca está la esperanza de poseerlo.

Todas las pasiones son buenas mientras uno es dueño de ellas, y todas son malas cuando nos esclavizan.

El hombre que ha perdido la aptitud de borrar sus odios está viejo, irreparablemente.

¡La felicidad! No existe palabra con más acepciones; cada uno la entiende a su manera.

En los principios amorosos los desengaños prestos suelen ser remedios calificados.

Cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado, el recuerdo más querido sigue siendo el último, y nuestra evocación más dulce, la del primer beso.

Es una necedad arrancarse los cabellos en los momentos de aflicción, como si ésta pudiera ser aliviada por la calvicie.

La esperanza hace que agite el naufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado.

La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada. Y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo.

Mira a la derecha y a la izquierda del tiempo y que tu corazón aprenda a estar tranquilo.

Toda la felicidad que la humanidad puede alcanzar, está, no en el placer, sino en el descanso del dolor.

Soportaría gustosa una docena más de desencantos amorosos, si ello me ayudara a perder un par de kilos.

La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.

El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo.

La ciencia heredada de cien generaciones y el orgullo fruto de cuatro mil años de historia huyen como esclavos cogidos en falta ante la amenaza tempestuosa de un sentimiento.

Hay que atender no solo a lo que cada cual dice, sino a lo que siente y al motivo porque lo siente.

Contra los valores afectivos no valen razones, porque las razones no son nada más que razones, es decir, ni siquiera verdad.

La vida nos enseña que no podemos ser felices sino al precio de cierta ignorancia.

La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros.

Al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación.

Con frecuencia, algunos buscan la felicidad como se buscan los lentes cuando se tienen sobre la nariz.

Junta tu frente a la mía y enlaza tu mano, y haz juramentos que mañana ya habrás roto.

El que vive enamorado delira, a menudo se lamenta, siempre suspira, y no habla sino de morir.

La envidia y el odio van siempre unidos, se fortalecen recíprocamente por el hecho de perseguir el mismo objeto.

El enamoramiento es un estado de miseria mental en que la vida de nuestra conciencia se estrecha, empobrece y paraliza.

Ningún poder humano puede jamás violentar el sagrario impenetrable de la libertad del corazón.

El corazón es lo primero que vive en la estructura del animal y lo último que muere. En él tiene su comienzo y su término la vida.

Quien busca la felicidad fuera de sí es como un caracol que caminara en busca de su casa.

En el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su mañana y toma su frescura.

El mejor servicio que podemos prestar a los afligidos no es quitarles la carga, sino infundirles la necesaria energía para sobrellevarla.

Vivir para los demás no es solamente una ley de deber, sino también una ley de felicidad.

Solo con estar junto a tu mi vida es otra ,esque tu tiens algo especial , tu le pons magia a cada instante de mi vida , te amo karen F.c.C

¿La envidia, el odio, la lujuria…, todas esas pasiones han sido arrojadas del alma para que ésta no sea sino una pieza de hielo?