Frases-para-un-padre-fallecido ( 19 )
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Es para mí una alegría oír sonar el reloj: veo transcurrida una hora de mi vida y me creo un poco más cerca de Dios.

Es necesario tener tanta discreción para dar consejos como docilidad para recibirlos.

El verdadero progreso social no consiste en aumentar las necesidades, sino en reducirlas voluntariamente; pero para eso hace falta ser humildes.

No me importa que la gente mire sus relojes cuando estoy hablando pero es excesivo que además los sacudan para asegurarse de que andan.

Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.

Cuando el trabajo no constituye una diversión, hay que trabajar lo indecible para divertirse.

El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo.

El que renuncia a un derecho solamente se quita de en medio para poder gozar del mismo sin impedimento de su parte.

Autoevidente: evidente para uno mismo, pero no para los demás.

He hecho esta carta más larga de lo usual porque no tengo tiempo para hacer una más corta.

Muy sentida es la muerte cuando el padre queda vivo.

La paz es para el mundo lo que la levadura para la masa.

Faltan palabras a la lengua para los sentimientos del alma.

Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican.

El secreto para vivir en paz con todos consiste en el arte de comprender a cada uno según su individualidad.

Todas las cosas buenas de este mundo no son buenas más que por el uso que hacemos de ellas; y que las disfrutamos tanto cuando nos sirven como cuando las juntamos para dárselas a otros, pero no más...

Para los que no tenemos religión, nuestro Dios es el trabajo.

Para tener éxito debemos hacer todo lo posible por parecer exitosos.

La burocracia en los países latinos parece que se ha establecido para vejar al público

Dios es para los hombres y la religión para las mujeres.

Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.

Nunca llegamos a hacernos a la idea de que contamos menos para los demás de lo que ellos cuentan para nosotros.

Cuando un hombre se echa atrás, solo retrocede de verdad. Una mujer solo retrocede para coger carrerilla.

En la vida, lo más triste, no es ser del todo desgraciado, es que nos falte muy poco para ser felices y no podamos conseguirlo.

No vayas contra lo que es justo para conseguir el elogio de los demás.

Al hombre perverso se le conoce en un solo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo.

Cuando siento una necesidad de religión, salgo de noche para pintar las estrellas.

El mejor servicio que podemos prestar a los afligidos no es quitarles la carga, sino infundirles la necesaria energía para sobrellevarla.

Vivir para los demás no es solamente una ley de deber, sino también una ley de felicidad.

El norteamericano blanco relega al negro a la condición de limpiabotas y deduce de ello que solo sirve para limpiar botas.

El mundo es una comedia para los que piensan y una tragedia para los que sienten.

El único límite para nuestra comprensión del mañana serán nuestras dudas del presente.

Cuanto mejor es el bueno, tanto más molesto es para el malo.

No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada.

Si la mañana no nos desvela para nuevas alegrías y, si por la noche no nos queda ninguna esperanza, ¿es que vales la pena vestirse y desnudarse?

Para la cólera y el amor todo lo que se aplaza se pierde.

Para mejorar nuestro conocimiento debemos aprender menos y contemplar más.

Aunque el orgullo no es una virtud, es padre de muchas virtudes.

Suelen hacer falta tres semanas para preparar un discurso improvisado.

La injusticia, allí donde se halle, es una amenaza para la Justicia en su conjunto.