Frases motivacionales para jovenes ( 75 )
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Nunca he odiado a un hombre tanto como para devolverle sus diamantes.
Por vida feliz hay que entender siempre "menos desdichada"; es decir, soportable. Y realmente, la vida no se nos ha dado para gozarla, sino para sufrirla, para pagarla.
El idioma del corazón es universal: solo se necesita sensibilidad para entenderle y hablarle.
Son necesarios cuarenta músculos para arrugar una frente, pero solo quince para sonreír.
Antes, todo los caminos eran de ida.
Ahora todos los caminos son de vuelta.
La casa es acogedora, los libros, los justos.
Y yo mismo preparo el té para los fantasmas.
Quien escribe un poema, abre una ventana.
Respira, tú que estás en una celda
sofocante
todo el aire que entra…
Por eso los poemas tienen ritmo:
para que puedas respirar profundamente.
Quie...
Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz.
Para destruir las malas prácticas, la ley es mucho menos útil que los esfuerzos individuales.
Un hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él.
No se elogia, en general, sino para ser elogiado.
Para que tu mano derecha ignore lo que hace la izquierda, habrá que esconderla de la conciencia.
Más se unen los hombres para compartir un mismo odio que un mismo amor.
Todos quieren la paz, y para asegurarla, fabrican más armas que nunca.
Para escribir solo hay que tener algo que decir.
Los libros son compañeros dulces para el que sufre, y si no pueden llevarnos a gozar de la vida, al menos nos enseñan a soportarla.
La lectura es la gran proveedora de argumentos, la clave para que los demás te escuchen.
Bueno es que haya ratones, para que no se sepa quien se come el queso.
Una persona ociosa tienta al diablo para que la tiente.
Para quien tiene miedo, todo son ruidos.
El matrimonio es una cadena tan pesada que para llevarla hace falta ser dos y, a menudo, tres.
Le he amado demasiado para no odiarle.
Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte. ¿Qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo?
No deja de ser humillante para una persona de ingenio, saber que no hay tonto que no le pueda enseñar algo.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Tenemos bastante religión como para odiarnos, pero no suficiente como para amarnos.
No existe para el hombre más que una verdadera desdicha: incurrir en falta y tener motivo de censura contra sí.
Y a veces no puedo menos que preguntarme si un metro no sería la estatura ideal para el ser humano.
Vamos, vamos - dijo el padre de Tom - a tu edad ya no tienes excusa para hacer el libertino. Es hora hijo de pensar en tomar esposa. ?Eso digo yo, padre. ¿La esposa de quien?.
El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho.
Un comité es un grupo de personas carentes de preparación, nombradas por otras carentes de disposición, para hacer algo carente de utilidad.
Para el beso, la nariz y los ojos están tan mal colocados como mal hechos los labios.
Las sensaciones no son las únicas integrantes de la experiencia. Los pensamientos son tan experimentales como las sensaciones, y tan vitales para la experiencia.
Las sociedades deben juzgarse por su capacidad para hacer que la gente sea feliz.
Marilyn era un absoluto genio como actriz cómica, con un sentido extraordinario para los diálogos cómicos. Tenía ese don. Nunca después he vuelto a encontrar una actriz así.
Uno de los regalos más grandes que mi hermano y yo recibí de mi madre era su amor por la literatura y el lenguaje. Con su energía sin límites, las bibliotecas abren la puerta a estos mundos y tant...
La mejor manera de hacer carrera es transmitir a los demás la impresión de que ayudarte sería para ellos de gran provecho.
Es un axioma que aquel a quien todos conceden el segundo lugar, tiene méritos indudables para ocupar el primero.
Para la burguesía, el único deber del Estado consiste en proteger la libertad y la propiedad personales del individuo. La burguesía considera el Estado como la imagen del policía, cuyo único debe...
Nos damos bien a la pena y nos imponemos privaciones para curar el cuerpo; se puede, pienso, hacer lo mismo para curar el alma.
Las cartas de recomendación son las que se entregan a un inoportuno para que vaya a importunar a otro.
