Que la sangre no llega al rio cariÑo mio. Encuentra docenas de que la sangre no llega al rio cariÑo mio con fotos para copiar y compartir.
Tigres En El Jardín
Como un ascua de odio te hemos visto en la aurora,
como un trigal de cielo derramado en la vega,
y hemos sorbido el agua que tu contacto dora
y ese aroma de rosas que nos cerca y...
Realidad Y Sueño
Náufrago de mi propio sueño,
como si transportara en la flor de los labios
el silencio desnudo,
más que la sangre muda de hospital
muerta en el abandono;
con la tristeza del que ...
Besarte No Es Amor
Besarte no es amor, es irte oliendo
igual que huele el macho a su collera;
es saberte paloma mensajera
al gavilán las alas abatiendo.
Besarte no es amor, es ir pidiendo
besana do...
Mano Entregada
Pero otro día toco tu mano. Mano tibia...
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mis ojos y toco leve tu mano, leve toque
que comprueba su forma, que tienta
su estructura, sintiendo...
suicidio
me pregunto si vale la pena .............. me pregunto si aun ¿si valgo la pena?
sentada en la obscuridad de mi habitación con lagrimas en los ojos, pienso en todo aquello
que deje ...
El amor verdadero cuando llega, se desprenden emociones de nuestra sangre,si no es una aventura y pasajero.
A veces mi corazón va donde mi voz no llega.
La política es una guerra sin efusión de sangre; la guerra una política con efusión de sangre.
El mejor consejo lo da siempre la experiencia, pero siempre llega demasiado tarde.
Sucede a veces que se discute porque no se llega a comprender lo que pretende demostrar nuestro interlocutor.
Ningún ejército puede detener la fuerza de una idea cuando llega a tiempo.
La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve de nada.
Desde que te sabemos hasta donde te recordamos. En tu memoria siempre nuestra sangre se mezcló con tus entrañas.
La sangre se hereda, el vicio se apega.
Mis intenciones no son otras que el evitar la efusión de sangre entre hermanos.
Si eres mi sangre cómo no estás en mis venas, pasando y repasando mi corazón que no duerme.
No diré que esa noche que solo a ti te digo se me encendió en la sangre lo que soñé contigo
A fuerza de construir bien, se llega a buen arquitecto.
Mares y cielos de mi sangre tuya navegamos los dos. No me despiertes. No te despiertes, no, sueña la vida.
El cuerpo canta; la sangre aúlla; la tierra charla; la mar murmura; el cielo calla y el hombre escucha.
Aprehender, sí. Primero asimilando los matices y contornos ocultos. Lo húmedo, lo tibio, y si soy afortunado el rumor de tu sangre abriendo zanja en la vida.
La desgracia descubre al alma luces que la prosperidad no llega a percibir.
Cada hombre lleva un fantasma de mujer, no en la imaginación que entonces sería fácil de expulsarle; sino circulando en su sangre, y cada mujer un fantasma más o menos concreto de hombre.
¡Los poetas amamos a la sangre! A la sangre encerrada en la botella del cuerpo, no a la sangre derramada por los campos, ni a la sangre derramada por los celos, por los jueces, por los guerreros; ama...
En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasía, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en...
El poder pudre la sangre y oscurece el pensamiento.
La tierra no tiene sed de la sangre de los soldados, sino del sudor de los hombres.
Nuestro ideal no llega a las estrellas, es sereno, sencillo; quisiéramos hacer miel como abejas, o tener dulce voz o fuerte grito, o fácil caminar sobre las hierbas o senos donde mamen nuestros hijo...
Hoy la tierra y los cielos me sonríen, hoy llega al fondo de mi alma el sol, hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado.... ¡hoy creo en Dios!.
Estamos unidos por la sangre, y la sangre es memoria sin lenguaje.
Una burbuja de aire en la sangre, una gota de agua en el cerebro, bastan para que el hombre se desquicie.
Esta paz tan estimable se compra al duro precio de la sangre y de la muerte.
La voz de la sangre se puede oír en el silencio.
Dame tu estar, amor, en los extremos, tu presencia y tu infiel sabiduría: por los caminos de la sangre mía ya no sé si es que vamos o volvemos.
Haz brotar sangre al menos de mi herida, que estoy cansada de morir apenas.
El amor y la poesía me embriagan, inocentemente, como al tigre la sangre.
Ahondaré en ti mismo y abrasará tu sangre el fuego de la mía rebelde y soñadora.
La edad de casarse llega mucho antes que la de quererse.
Esta noche oscura La cubierta del calendario llega a su fin.
Cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado, el recuerdo más querido sigue siendo el último, y nuestra evocación más dulce, la del primer beso.