Frases-cortas-dia-de-la madre ( 55 )
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Todas las cosas son imposibles, mientras lo parecen.

Aquel que gobierna por medio de su excelencia moral puede compararse a la estrella polar, que permanece en su sitio en tanto todas las demás estrellas se inclinan ante ella.

Es absolutamente imposible demostrarlo todo.

Nadie recordaría al buen samaritano, si además de buenas intenciones no hubiera tenido dinero.

La sociedad está dividida en dos grandes clases: la de los que tienen más comida que apetito y la de los que tienen más apetito que comida.

La existencia está tejida de un material de mala calidad que se encoge con el uso.

Perder el dinero es a menudo un delito; adquirirlo por malas artes es aún peor, y malgastarlo es lo peor de todo.

El obrero tiene más necesidad de respeto que de pan.

La única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse.

No creo en una vida más allá, pero, por si acaso, me he cambiado de ropa interior.

Al utilizar por primera vez este tipo de armas nos alineamos con los bárbaros de las primeras edades.

Procurando lo mejor estropeamos a menudo lo que está bien.

La multitud no envejece ni adquiere sabiduría: siempre permanece en la infancia.

La belleza se define como la manifestación sensible de la idea.

Los perros solo ladran a quienes no conocen.

Que ni una palabra ni una mirada obscena manchen la casa en donde haya un niño.

A falta de pan buenas son tortas.

Ningún conocimiento humano puede ir más allá de su experiencia.

Es rey quien nada teme, es rey quien nada desea; y todos podemos darnos ese reino.

La ley de la sociedad es cada uno para todos y todos para cada uno.

La religión es el conocimiento de todos nuestros deberes como mandamientos divinos.

Para la mayoría de los hombres, la experiencia es como las luces de popa de un barco, que iluminan solo el camino que queda a la espalda.

El hombre tiene mil planes para sí mismo. El azar, solo uno para cada uno.

Bien sé que las mujeres aman, por lo regular, a quienes lo merecen menos. Es que las mujeres prefieren hacer limosnas a dar premios.

Olvidemos lo que ya sucedió, pues puede lamentarse, pero no rehacerse.

El que no es bello a los veinte, ni fuerte a los treinta, ni rico a los cuarenta, ni sabio a los cincuenta, nunca será ni bello, ni fuerte, ni rico, ni sabio.

Que un hombre muera por una causa no significa nada en cuanto al valor de la causa.

La curiosidad intelectual es la negación de todos los dogmas y la fuerza motriz del libre examen.

Cuando el delito se multiplica, nadie quiere verlo.

La historia es un incesante volver a empezar.

A los empresarios les gustan las asambleas porque ellos las inventaron.

Cuanto más tiempo dura una disputa, más lejos nos hallamos del final.

La peor soledad que hay es el darse cuenta de que la gente es idiota.

Desventurado el hombre que no tiene quien le amoneste cuando tiene necesidad de ello.

Después de saber cuándo debemos aprovechar una oportunidad, lo más importante es saber cuándo debemos renunciar a una ventaja.

Ser hombre es ser libre. El sentido de la historia es que nos convirtamos realmente en hombres.

El valor es el resultado de un grandísimo miedo.

Nada se olvida más despacio que una ofensa; y nada más rápido que un favor.

La maravilla de un solo copo de nieve supera la sabiduría de un millón de meteorologistas.

La vejez no mejora el corazón: lo endurece.