Frases-de-amistad-para-una-amiga ( 21 )
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Creo que las mujeres sostienen el mundo en vilo, para que no se desbarate mientras los hombres tratan de empujar la historia. Al final, uno se pregunta cuál de las dos cosas será la menos sensata.

La única educación eterna es esta: estar lo bastante seguro de una cosa para decírsela a un niño.

Primera muestra de una auténtica vocación política lo es, en todo tiempo, que un hombre renuncie desde el principio a exigir aquello que es inalcanzable para él.

Todos poseemos suficiente fortaleza para soportar la desdicha ajena.

El silencio es el partido más seguro para el que desconfía de sí mismo.

La guerra es la obra de arte de los militares, la coronación de su formación, el broche dorado de su profesión. No han sido creados para brillar en la paz.

Los grandes espíritus son como las nubes: recogen para derramarse.

El trabajo es un título natural para la propiedad del fruto del mismo, y la legislación que no respete ese principio es intrínsecamente injusta.

La discriminación de los negros está presente en cada momento de sus vidas para recordarles que la inferioridad es una mentira que solo acepta como verdadera la sociedad que los domina.

Para hacerse una posición en el mundo, es preciso hacer todo lo posible para hacer creer que ya se tiene.

¿Para qué es oro el tiempo más que para verlo pasar acariciándolo?

La amistad es el más perfecto de los sentimientos del hombre, pues es el más libre, el más puro y el más profundo.

El secreto de la existencia no consiste solamente en vivir, sino en saber para que se vive.

Debemos buscar para nuestros males otra causa que no sea Dios.

Para el hombre dichoso todos los países son su patria.

Trabaja en impedir delitos para no necesitar castigos.

La fortuna no está hecha para los sillones: para alcanzarla, antes que mantenerse bien sentado hay que correr tras ella.

Para que triunfe el mal, solo es necesario que los buenos no hagan nada.

Creo en la vida eterna en este mundo, hay momentos en que el tiempo se detiene de repente para dar lugar a la eternidad.

Naces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para olvidarlo.

La libertad no es un fin, es un medio para desarrollar nuestras fuerzas.

Para quienes no ansían sino ver, hay luz bastante; más para quienes tienen opuesta disposición, siempre hay bastante oscuridad.

La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle.

Nadie está tan ocupado como para no encontrar tiempo para contarle a todo el mundo lo ocupado que está.

Es para mí una alegría oír sonar el reloj: veo transcurrida una hora de mi vida y me creo un poco más cerca de Dios.

Es necesario tener tanta discreción para dar consejos como docilidad para recibirlos.

El verdadero progreso social no consiste en aumentar las necesidades, sino en reducirlas voluntariamente; pero para eso hace falta ser humildes.

No me importa que la gente mire sus relojes cuando estoy hablando pero es excesivo que además los sacudan para asegurarse de que andan.

Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.

Cuando el trabajo no constituye una diversión, hay que trabajar lo indecible para divertirse.

El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo.

El que renuncia a un derecho solamente se quita de en medio para poder gozar del mismo sin impedimento de su parte.

Autoevidente: evidente para uno mismo, pero no para los demás.

He hecho esta carta más larga de lo usual porque no tengo tiempo para hacer una más corta.

La paz es para el mundo lo que la levadura para la masa.

Faltan palabras a la lengua para los sentimientos del alma.

Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican.

El secreto para vivir en paz con todos consiste en el arte de comprender a cada uno según su individualidad.

Todas las cosas buenas de este mundo no son buenas más que por el uso que hacemos de ellas; y que las disfrutamos tanto cuando nos sirven como cuando las juntamos para dárselas a otros, pero no más...

Para los que no tenemos religión, nuestro Dios es el trabajo.