Frases-de-reconocimiento ( 66 )
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Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello.

Es funesto que nos acostumbremos a reconocer como ejemplos de sana belleza algunas obras clásicas, que acaso son objetivamente muy valiosas, pero que no causan deleite.

La superstición en que fuimos educados conserva su poder sobre nosotros aun cuando lleguemos a no creer en ella.

Nadie se queja de tener lo que no se merece.

No perdamos nada del pasado. Solo con el pasado se forma el porvenir.

La imprenta es un ejército de 26 soldados de plomo con el que se puede conquistar el mundo.

Mientras pensaba que estaba aprendiendo a vivir, he aprendido cómo morir.

Un hombre nunca debe avergonzarse por reconocer que se ha equivocado, que es tanto como decir que hoy es más sabio de lo que fue ayer.

Ningún camino de flores conduce a la gloria.

El secreto de mi felicidad está en no esforzarse por encontrar placer, sino en encontrar el placer en el esfuerzo.

La música es la aritmética de los sonidos, como la óptica es la geometría de la luz.

Lo que no es útil para la colmena, no es útil para la abeja.

El autor que ha alcanzado fama corre peligro de verla disminuir, tanto si se sigue escribiendo como si deja de hacerlo.

En verdad no puedes crecer y desarrollarte si sabes las respuestas antes que las preguntas.

La indignación moral es la estrategia tipo para dotar al idiota de dignidad.

Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien.

Mira hacia atrás y ríete de los peligros pasados.

Bienaventurados los que no hablan porque ellos se entienden.

Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito.

No olvides nunca que el primer beso no se da con la boca, sino con los ojos.

La libertad de la fantasía no es ninguna huida a la irrealidad, es creación y osadía.

Las virtudes que se ostentan son vanas y falsas virtudes.

Es valiente el que teme lo que debe temerse y no teme lo que no debe temerse.

Las arrugas de la piel son ese algo indescriptible que procede del alma.

Los que saben, mucho se admiran de pocas cosas. Los que no saben nada, se admiran de todo.

Los críticos ven la música y oyen la pintura.

No es el tiempo el que nos falta. Somos nosotros quienes le faltamos a él.

El arte de dirigir consiste en saber cuando hay que abandonar la batuta para no molestar a la orquesta.

El amor es una tontería hecha por dos.

Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados.

Entre todas las alegrías, la absurda es la más alegre; es la alegría de los niños, de los labriegos y de los salvajes; es decir, de todos aquellos seres que están más cerca de la naturaleza que ...

Es difícil dar una definición de la lealtad, pero quizás nos acercaremos a ella si la llamamos el sentimiento que nos guía en presencia de una obligación no definida.

Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga.

Caer está permitido. ¡levantarse es obligatorio!.

La libertad no tiene su valor en sí misma: hay que apreciarla por las cosas que con ella se consiguen.

En la pelea, se conoce al soldado; solo en la victoria, se conoce al caballero.

No arrepentirse ni hacer reproches a los demás, son los pasos de la sabiduría.

Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta.

Aunque las mujeres no somos buenas para el consejo, algunas veces acertamos.

Un camino de mil millas comienza con un paso.