Frases-de-reconocimiento ( 71 )
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Se puede confiar en las malas personas. . . No cambian jamás.

El primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra fue el fundador de la civilización.

Es preciso saber lo que se quiere, cuando se quiere; hay que tener el valor de decirlo, y cuando se dice, es menester tener el coraje de realizarlo.

Todos nuestros enemigos son mortales.

La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.

No anheles impaciente el bien futuro: mira que ni el presente está seguro.

Me avergüenzo de esos filósofos que no quieren desterrar ningún vicio si no está castigado por el juez.

Llamamos peligrosos a los que poseen un espíritu contrario al nuestro, e inmorales a los que no profesan nuestra moral.

Meter mucho ruido a propósito de una ofensa recibida no disminuye el dolor, sino que acrecienta la vergüenza.

El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo.
Yo no bebo, no fumo, no escucho la radio, no me drogo, como poco. Yo diría que mis únicos vicios son el quijote, la divina comedia y no incurrir en la lectura de enrique larreta ni de benavente.

Algunas personas son amables solo porque no se atreven a ser de otra manera.

Quisiera ser como un camino, por el que todos pasan, y que luego olvidan.

No hay nada más común que la pasión por el arte.

Cuando se ve una cosa bella, se quiere poseerla. Es una inclinación natural que las leyes han previsto.

El hombre está dispuesto siempre a negar todo aquello que no comprende.

El hombre que pretende verlo todo con claridad antes de decidir nunca decide.

La belleza, como la sabiduría,ama al adorador solitario.

El deber tiene una gran similitud con la felicidad de los demás.

La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo.

El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro.

Si todos los años extirparamos un solo vicio, pronto llegaríamos a ser hombres perfectos.

No reniego del patriotismo, pero primeramente soy un ser humano, y cuando ambas cosas son incompatibles, siempre le doy la razón al ser humano.

La alegría más grande es la inesperada.

El secreto de la sabiduría, el poder y el conocimiento es la humildad.

La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante.

Converso con el hombre que siempre va conmigo. Quien habla solo, espera hablar con dios un día.

Solo la inteligencia se examina a sí misma.

Ligerezas como el aire son para el celoso fuertes confirmaciones, como un testimonio de las sagradas escrituras.

La música empieza donde se acaba el lenguaje.

Vale más un testigo de vista que diez de oidas.

Quien no ha sido besado en una de esas lluviosas tardes parisinas, nunca ha sido besado.

La fe puede ser sucintamente definida como una creencia ilógica en que lo improbable sucederá.

La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón.

Debe ser muy grande el placer que proporciona el gobernar, puesto que son tantos los que aspiran a hacerlo.

Las críticas son cartas al público que ningún autor tiene que abrir ni leer.

Celos son hijos del amor, mas son bastardos, te confieso.

Adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importancia: tiene una importancia absoluta.

Todas la obras de arte deben empezar. . . Por el final.

La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad.