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La mujer es algo mientras que el hombre no es nada.
Las mujeres no advierten lo que hacemos por ellas; no notan sino lo que dejamos de hacer.
Cuando al hombre se le pone como medida de todas las cosas, se le convierte en esclavo de su propia finitud.
El papel de las mujeres en el progreso de la civilización es mucho mayor que el del hombre, por lo que debería desarrollar sus aptitudes de acuerdo con su naturaleza, sin imitar a los hombres.
El futuro depende, en gran parte, de la familia, lleva consigo el porvenir mismo de la sociedad; su papel especialísimo es el de contribuir eficazmente a un futuro de paz.
La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen para provecho de gentes que sí se conocen pero no se masacran.
La política saca a flote lo peor del ser humano.
El dinero se llora con un pesar más profundo que a los amigos o a los parientes.
Presta dinero a tu enemigo y lo ganarás a él; préstalo a tu amigo y lo perderás.
El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes.
La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer?
Hay hombres cuya conducta es una mentira continua.
Es bonito tener dinero y cosas que puede comprar el dinero, pero también es bonito tener las cosas que el dinero no puede comprar.
Todos los hombres tienen iguales derechos a la libertad, a su prosperidad y a la protección de las leyes.
El primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra fue el fundador de la civilización.
Las mujeres lo negaran o lo aceptaran, pero lo que siempre quieren es que se lo pidamos.
La fuerza de las mujeres depende de que la psicología no puede explicarla. Los hombres pueden ser analizados; las mujeres solo pueden ser amadas.
La sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad.
Aunque las mujeres no somos buenas para el consejo, algunas veces acertamos.
Cuando una multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos.
El dinero, que ha hecho morir a tantos cuerpos, hace morir todos los días a miles de almas.
Aléjate presuroso de los que emplean el tiempo en repetir que son patriotas y viven del patriotismo de los demás.
Los mejores amigos de las mujeres son los diamantes.
Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo.
Los hombres son más elocuentes que las mujeres, pero las mujeres poseen un mayor poder de persuasión.
No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino.
Antes de casarme tenía seis teorías sobre el modo de educar a los niños. Ahora tengo seis hijos y ningún teoría.
La única manera en que un hombre debe comportarse con una mujer es: haciendo el amor con ella, si es bonita, o con otra, si es fea.
El hombre comienza en realidad a ser viejo cuando cesa de ser educable.
Siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo, contesta que sí y ponte enseguida a aprender como se hace.
En política, como en religión, hay devotos que manifiestan su veneración por un santo desaparecido convirtiendo su tumba en un santuario del crimen.
El instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad.
La mujer es como una buena taza de café: la primera vez que se toma, no deja dormir.
Los medios de comunicación han acostumbrado a ciertos sectores sociales a escuchar lo que «halaga los oídos».
Los malos hábitos es más fácil romperlos que enmendarlos.
No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo.
No se es amigo de una mujer cuando se puede ser su amante.
Los viajes son en la juventud una parte de educación y, en la vejez, una parte de experiencia.
La primera máxima de todo ciudadano ha de ser la de obedecer las leyes y costumbres de su país, y en todas las demás cosas gobernarse según las opiniones más moderadas y más alejadas del exceso.
El objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano.