Frases cortas de amor para el ( 139 )
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Kimono fino del verano, no puedo resistirme a este amor ardiente.

La verdad en ciencia puede ser definida como la hipótesis de trabajo que mejor se ajusta para abrir el camino a la siguiente mejor ajustada.

Amor de mujer casta, perpetuo es.

La juventud no está hecha para el placer sino para el heroísmo.

La libertad no es un fin, es un medio para desarrollar nuestras fuerzas.

Con buenas palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras.

Cualquier cosa que se quiere decir solo hay una palabra para expresarla, un verbo para animarla y un adjetivo para calificarla.

El peor pecado para con nuestras criaturas amigas, no es el odiarlas, sino ser indiferentes con ellas, esa es la esencia de la inhumanidad.

¿Necesidad? Palabra cómoda con que el culpable se quita de encima la culpa, para arrojar en el vacío toda soberbia y traición.
La esperanza es paradójica. Tener esperanza significa estar listo en todo momento para lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida.
Un hombre de Estado divide a los seres humanos en dos especies, primero instrumentos, segundo enemigos. Propiamente no hay para él, por tanto, más que una especie de seres humanos: enemigos.

Para quienes no ansían sino ver, hay luz bastante; más para quienes tienen opuesta disposición, siempre hay bastante oscuridad.

La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle.

Nadie está tan ocupado como para no encontrar tiempo para contarle a todo el mundo lo ocupado que está.

Chau...amor mío, no me digas chau... que siento frió cuando vos te vas, si te quiero tanto que no puedo más.

Creen que moverse es vivir. Y se mueven, no para vivir. Se mueven para creer que viven.

Es para mí una alegría oír sonar el reloj: veo transcurrida una hora de mi vida y me creo un poco más cerca de Dios.

Es necesario tener tanta discreción para dar consejos como docilidad para recibirlos.

Para el escritor hay una cuestión de honor intelectual en no escribir nada susceptible de prueba, sin poseer antes ésta.

El verdadero progreso social no consiste en aumentar las necesidades, sino en reducirlas voluntariamente; pero para eso hace falta ser humildes.

No me importa que la gente mire sus relojes cuando estoy hablando pero es excesivo que además los sacudan para asegurarse de que andan.

Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.

Cuando el trabajo no constituye una diversión, hay que trabajar lo indecible para divertirse.

¿No es la vida cien veces demasiado breve para aburrirnos?

A vosotros (políticos) os hemos formado en interés del Estado tanto como en el propio vuestro, para que seáis en nuestra República nuestros jefes y vuestros reyes.

Mucha gente cree que discrepa de los demás y lo que pasa es que no tienen valor para hablar unos con otros.

No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución.

El que renuncia a un derecho solamente se quita de en medio para poder gozar del mismo sin impedimento de su parte.

Autoevidente: evidente para uno mismo, pero no para los demás.

He hecho esta carta más larga de lo usual porque no tengo tiempo para hacer una más corta.

La paz es para el mundo lo que la levadura para la masa.

La ciencia que sirve para hacernos orgullosos y que degenera en pedantería no vale mas que para deshonrarnos.

Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican.

El secreto para vivir en paz con todos consiste en el arte de comprender a cada uno según su individualidad.

Para los que no tenemos religión, nuestro Dios es el trabajo.

Para tener éxito debemos hacer todo lo posible por parecer exitosos.

La burocracia en los países latinos parece que se ha establecido para vejar al público

Es tan difícil verse a uno mismo como mirar para atrás sin volverse.

La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla.

El hombre actual ha nacido o bien para vivir entre las convulsiones de la inquietud, o bien en el letargo del aburrimiento.