Frases cortas para hacer reir ( 74 )
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Lo que podemos hacer cuando cae la lluvia, es dejarla caer.

La plegaria es la primera y la última lección para aprender el noble y bravío arte de sacrificar el ser en los variados senderos de la vida.

Al comprenderme a mí misma quiero comprender a los demás. Quiero realizar todo lo que soy capaz de hacer.

Las guerras se hacen para producir deudas.

Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas; destruir la nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la Nación entera.

Amor es un poquito más que hacer el bien.

Divide las dificultades que examines en tantas partes como sea posible, para su mejor solución.

Evitad las decisiones desesperadas; pasará el día más tenebroso si tenéis valor para vivir hasta el día siguiente.

La política es quizá la única profesión para la que no es necesaria preparación.

Vivimos en una época que lee demasiado para ser sabia y piensa demasiado para ser hermosa.

Que cada hombre construya su propia catedral. ¿Para qué vivir de obras de arte ajenas y antiguas?.

Incluso si la contaminación fuese un riesgo para la vida humana, debemos recordar que la vida en la Naturaleza, sin tecnología, es un matadero al por mayor.

No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura.

Para rehusar curarte, te pide cuernos de perro. (una manera de rehusar cualquier cosa a cualquiera es pedirle una cosa imposible, como cuernos de perro).

La constante conciencia de la inevitabilidad de la muerte es el único medio para adquirir la urgencia para redefinir al hombre.

Un zapato que se adapta a una persona, puede quedar mal en otra. No existe una receta para vivir que se adapte a todos.

Soy ateo y punto. No tengo evidencia para probar que dios no existe, pero sospecho tanto que no existe que no quiero perder el tiempo.

El jurado está compuesto por doce personas elegidas para decidir quien tiene el mejor abogado.

He deseado para ti todo el bien y me acompaña la bondad del amor.

La vida es una cosa demasiado importante para hablar de ella seriamente.

Una burbuja de aire en la sangre, una gota de agua en el cerebro, bastan para que el hombre se desquicie.

Es de importancia para quien desee alcanzar una certeza en su investigación, el saber dudar a tiempo.

A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad.

Es difícil hacer a un hombre miserable mientras sienta que es digno de sí mismo.

El liberal, aún para dar busca ocasión.

El vudú es una religión muy interesante para toda la familia, incluso para los miembros que están muertos.

La medicina es el arte de disputar los hombres a la muerte de hoy, para cedérselos en mejor estado, un poco más tarde.

Aunque no traía remitente ni fragancias de mares o de bosques supe que llegaba de tí asaltando el tiempo para cruzar abismos y deslizarse, victoriosa, en una eternidad desconocida.

Es sabio dirigir tu cólera hacia los problemas, no hacia la gente; para centrar tus energías en las respuestas y no en las excusas.

Haz lo que sientes en tu corazón para estar bien, serás criticado de todos modos. Te reprocharán si lo haces y te reprocharán si no lo haces.

Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago, para que el universal equilibrio de que soy parte no pierda el equilibrio.

¡No te rías de la tontería de los demás! puede representar una oportunidad para ti.

Alegría, estudio y piedad: es el mejor programa para hacerte feliz y que más beneficiará tu alma.

La educación es el gasto para la defensa más efectivo que existe.

La vejez es un estorbo para la creatividad pero no puede aplastar mi espíritu juvenil.

Cuando tengas una tarea difícil que hacer, algo que parece imposible, solamente trabaja cada día un poco, todos los días un poco, y de repente verás que el trabajo estará terminado.

Hermosas son las estaciones todas para el mortal que en sí guarda la dicha.

La multitud te da certidumbre, seguridad, a costa de tu espíritu. Te esclaviza. Te da unas directrices de cómo vivir: qué hacer, qué no hacer.

Una buena forma como podemos valuar nuestro desempeño en este mundo es preguntándonos qué tanto estamos siendo para los demás un beneficio.

El instinto dicta el deber y la inteligencia da pretextos para eludirlo.