Frases para un hombre que no vale la pena ( 7 )
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Toda la naturaleza es como un arte desconocido del hombre.

Enciéndele a un hombre un fuego y él tendrá calor durante un día. Ponlo en el fuego y estará caliente durante toda su vida.

El pecado ofende a Dios lo que perjudica al hombre.

Si queréis formar juicio acerca de un hombre, observad quienes son sus amigos.

A veces pienso que Dios creando al hombre sobreestimó un poco su habilidad.

Una alegría compartida se transforma en doble alegría; una pena compartida, en media pena.

No se sabe quien goza más; si la mujer cuando se casa o el hombre cuando enviuda.

Más vale malo conocido que bueno por conocer.

El hombre que no se contenta con poco, no se contenta con nada.

Lo que inquieta al hombre no son las cosas, sino las opiniones acerca de las cosas.

A ningún hombre debe obligársele a hacer el trabajo que puede hacer una máquina.

Los hombres, tal como son, se inclinan por naturaleza a ir en pos del dinero o del poder, y del poder porque vale tanto como el dinero.

El hombre es un ser social cuya inteligencia exige para excitarse el rumor de la colmena.

Que un hombre muera por una causa no significa nada en cuanto al valor de la causa.

Desventurado el hombre que no tiene quien le amoneste cuando tiene necesidad de ello.

El hombre tiene que establecer un final para la guerra. Sino, ésta establecerá un fin para la humanidad.

En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, se vuelve superior a él.

No puede el hombre sentirse a gusto sin su propia aprobación.

Cuando veáis a un hombre sabio, pensad en igualar sus virtudes. Cuando veáis un hombre desprovisto de virtud, examinaos vosotros mismos.

En la venganza, como en el amor, la mujer es más bárbara que el hombre.

Se puede ser un buen hombre y hacer malos versos.

Por grandes y profundos que sean los conocimientos de un hombre, el día menos pensado encuentra en el libro que menos valga a sus ojos, alguna frase que le enseña algo que ignora.

En la sociedad, el hombre sensato es el primero que cede siempre. Por eso, los más sabios son dirigidos por los más necios y extravagantes.

Una palabra es suficiente para hacer o deshacer la fortuna de un hombre.

El recurso final del hombre destruido es el delito.

La mujer es un vulgar animal del que el hombre se ha formado un ideal demasiado bello.

Un hombre sin defectos es un tonto o un hipócrita del que debemos desconfiar.

El hombre es un milagro sin interés.

Así es el hombre, ese gran y verdadero anfibio cuya naturaleza puede vivir en mundos heterogéneos y separados.

El hombre no puede saltar fuera de su sombra.

El diablo es optimista si cree que puede hacer más malo al hombre.

El hombre, por lo común, solo sabe reconocer su felicidad en la medida de la desgracia que ha experimentado.

A la proporción, semejanza, unión e identidad del infinito no te acercas más siendo hombre que siendo hormiga.

El hombre no reza para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo.

El gusto de la concentranción productora debe reemplazar, en un hombre ya maduro, al gusto de la desperdigación.

El más elevado tipo de hombre es el que obra antes de hablar, y practica lo que profesa.

El gran clásico es un hombre del que se puede hacer el elogio sin haberlo leído.

Es peligroso escuchar. Se corre el riesgo de que le convenzan; y un hombre que permite que le convenzan con una razón, es un ser absolutamente irracional.

El hombre no se da cuenta de cuánto puede hacer, más que cuando realiza intentos, medita y desea.

El primer deber del hombre es desarrollar todo lo que posee, todo aquello en que él mismo pueda convertirse.