Frases para hombres que no valoran a una mujer ( 15 )
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Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quien derriba.

No es bueno que los hombres sepan hasta que punto somos buenos.

El ejemplo es una lección que todos los hombres pueden leer.

A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro.

Cuando un hombre se echa atrás, solo retrocede de verdad. Una mujer solo retrocede para coger carrerilla.

Entre dos hombres iguales en fuerza, el más fuerte es el que tiene la razón.

No hay accidente, por desgraciado que sea, del que los hombres hábiles no obtengan provecho.

Renunciar a nuestra libertad es renunciar a nuestra calidad de hombres, y con esto a todos los deberes de la humanidad.

A cualquier mujer le gustaría ser fiel. Lo difícil es hallar el hombre a quien serle fiel.

El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto.

Cuanto más se acerca uno a los grandes hombres, más cuenta se da de que son hombres.

La parte más filosófica de las historia es hacer conocer las tonterías cometidas por los hombres.

Hermanos, no temáis al pecado de los hombres; amad al hombre aún en su pecado, pues un tal amor aseméjase a Dios.

Pocos son entre los hombres los que llegan a la otra orilla; la mayor parte corre de arriba a abajo en estas playas.

Los creyentes de todas las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier forma de intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz.

El primero que comparó a la mujer con una flor, fue un poeta; el segundo, un imbécil.

Cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa está muy cerca de entender los de llevar un país.

Yo creo en las familias numerosas: toda mujer debería tener al menos tres maridos.

Hay pocos lazos de amistad tan fuertes que no puedan ser cortados por un pelo de mujer.

La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales.

La mujer es como una buena taza de café: la primera vez que se toma, no deja dormir.

Sin duda, no hay cacería como la caza de hombres y aquellos que han cazado hombres armados durante el suficiente tiempo y les ha gustado, en realidad nunca se interesarán por nada más.

Nada revela mejor el carácter de los hombres que una burla tomada a mal.

La tarea que enfrentan los devotos de la no violencia es muy difícil, pero ninguna dificultad puede abatir a los hombres que tienen fe en su misión.

Entristécete no porque los hombres no te conozcan, sino porque tú no conoces a los hombres.

La mayoría de los hombres emplean la mitad de su vida en hacer miserable la otra.

Para conocer al hombre basta estudiarse a sí mismo; para conocer a los hombres se precisa vivir en medio de ellos.

La mujer es como la sombra: si la huyes, sigue; si la sigues huye.

En las grandes cosas los hombres se muestran como les conviene mostrarse. En las pequeñas como son.

Solo el virtuoso es competente para amar u odiar a los hombres.

La fuerza no puede jamás persuadir a los hombres; solo logra hacerlos hipócritas.

Todos los hombres son sabios; unos antes, los otros, después.

Para mi, la mujer ideal es aquella con la que puedo llorar.

De hombres es equivocarse; de locos persistir en el error.

Los hombres son criaturas muy raras: la mitad censura lo que practica; la otra mitad practica lo que censura; el resto siempre dice y hace lo que debe.

Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte.

En las mujeres, el instinto equivale a la perspicacia de los grandes hombres.

La mujer es embellecida por el beso que ponéis sobre su boca.

Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol.

Exageráis la hipocresía de los hombres. La mayoría piensa demasiado poco para permitirse el lujo de poder pensar doble.