Frases para un hombre desconfiado ( 5 )
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En la sociedad, el hombre sensato es el primero que cede siempre. Por eso, los más sabios son dirigidos por los más necios y extravagantes.

Una palabra es suficiente para hacer o deshacer la fortuna de un hombre.

El recurso final del hombre destruido es el delito.

La mujer es un vulgar animal del que el hombre se ha formado un ideal demasiado bello.

Un hombre sin defectos es un tonto o un hipócrita del que debemos desconfiar.

El hombre es un milagro sin interés.

Así es el hombre, ese gran y verdadero anfibio cuya naturaleza puede vivir en mundos heterogéneos y separados.

El hombre no puede saltar fuera de su sombra.

El diablo es optimista si cree que puede hacer más malo al hombre.

El hombre, por lo común, solo sabe reconocer su felicidad en la medida de la desgracia que ha experimentado.

A la proporción, semejanza, unión e identidad del infinito no te acercas más siendo hombre que siendo hormiga.

El hombre no reza para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo.

El gusto de la concentranción productora debe reemplazar, en un hombre ya maduro, al gusto de la desperdigación.

El más elevado tipo de hombre es el que obra antes de hablar, y practica lo que profesa.

El gran clásico es un hombre del que se puede hacer el elogio sin haberlo leído.

Es peligroso escuchar. Se corre el riesgo de que le convenzan; y un hombre que permite que le convenzan con una razón, es un ser absolutamente irracional.

El hombre no se da cuenta de cuánto puede hacer, más que cuando realiza intentos, medita y desea.

El primer deber del hombre es desarrollar todo lo que posee, todo aquello en que él mismo pueda convertirse.

Un hombre de carácter podrá ser derrotado, pero jamás destruido.

El hombre descontento no encuentra silla cómoda.

El hombre más rico del mundo no es el que conserva el primer duro que ganó, sino el que conserva el primer amigo que tuvo.

La naturaleza ha hecho al hombre feliz y bueno, pero la sociedad lo deprava y lo hace miserable.

El hombre es la medida de todas las cosas.

El hombre desordenado pierde siempre un solo guante.

El hombre que comprendiese a Dios sería otro Dios.

Un psiquiatra es un hombre que va al Folies Bergère y mira... a los espectadores.

Así como el ignorante está muerto antes de morir, el hombre de talento vive aun después de muerto.

Una verdadera pintura del más pequeño hombre es capaz de interesar al hombre más grande.

La personalidad del hombre determina por anticipado la medida de su posible fortuna.

Con la civilización hemos pasado del problema del hombre de las cavernas al problema de las cavernas del hombre.

Quien dice hombre, dice lenguaje, y quien dice lenguaje, dice sociedad.

¡Qué irónico es que precisamente por medio del lenguaje un hombre pueda degradarse por debajo de lo que no tiene lenguaje!

Si un hombre fuese necesario para sostener el Estado, ese Estado no debería existir; y al fin no existiría.

Un hombre de genio no se equivoca. Sus errores son los umbrales del descubrimiento.

El mayor espectáculo es un hombre esforzado luchando contra la adversidad; pero hay otro aún más grande: ver a otro hombre lanzarse en su ayuda.

El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa.

El anciano es un hombre que ya ha comido y observa cómo comen los demás.

La educación es el desarrollo en el hombre de toda la perfección de que su naturaleza es capaz.

En dos ocasiones no debería jugar el hombre; cuando no tiene dinero y cuando lo tiene.

Un hombre feliz es aquel que durante el día, por su trabajo, y a la noche, por su cansancio, no tiene tiempo de pensar en sus cosas.