Frases para hombres idiotas ( 6 )
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El arte es uno de los medios de comunicación entre los hombres.

Adoro los placeres sencillos; son el último refugio de los hombres complicados.

La edad de oro retorna a los hombres cuando, aunque solo sea momentáneamente, se olvidan del oro.

No es bueno que los hombres sepan hasta que punto somos buenos.

El ejemplo es una lección que todos los hombres pueden leer.

A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro.

Entre dos hombres iguales en fuerza, el más fuerte es el que tiene la razón.

No hay accidente, por desgraciado que sea, del que los hombres hábiles no obtengan provecho.

Renunciar a nuestra libertad es renunciar a nuestra calidad de hombres, y con esto a todos los deberes de la humanidad.

El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto.

Lo que ciertos hombres perdonan más difícilmente a una mujer es que se consuelen de haber sido burladas por ellos.

Cuanto más se acerca uno a los grandes hombres, más cuenta se da de que son hombres.

La parte más filosófica de las historia es hacer conocer las tonterías cometidas por los hombres.

Hermanos, no temáis al pecado de los hombres; amad al hombre aún en su pecado, pues un tal amor aseméjase a Dios.

Pocos son entre los hombres los que llegan a la otra orilla; la mayor parte corre de arriba a abajo en estas playas.

Los creyentes de todas las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier forma de intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz.

La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales.

Sin duda, no hay cacería como la caza de hombres y aquellos que han cazado hombres armados durante el suficiente tiempo y les ha gustado, en realidad nunca se interesarán por nada más.

Nada revela mejor el carácter de los hombres que una burla tomada a mal.

La tarea que enfrentan los devotos de la no violencia es muy difícil, pero ninguna dificultad puede abatir a los hombres que tienen fe en su misión.

Entristécete no porque los hombres no te conozcan, sino porque tú no conoces a los hombres.

La mayoría de los hombres emplean la mitad de su vida en hacer miserable la otra.

Para conocer al hombre basta estudiarse a sí mismo; para conocer a los hombres se precisa vivir en medio de ellos.

En las grandes cosas los hombres se muestran como les conviene mostrarse. En las pequeñas como son.

Solo el virtuoso es competente para amar u odiar a los hombres.

La fuerza no puede jamás persuadir a los hombres; solo logra hacerlos hipócritas.

Todos los hombres son sabios; unos antes, los otros, después.

De hombres es equivocarse; de locos persistir en el error.

Los hombres son criaturas muy raras: la mitad censura lo que practica; la otra mitad practica lo que censura; el resto siempre dice y hace lo que debe.

Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte.

En las mujeres, el instinto equivale a la perspicacia de los grandes hombres.

Estoy dispuesto a reconocer la superioridad de la mujer con tal de no admitir su igualdad con los hombres.

Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol.

Exageráis la hipocresía de los hombres. La mayoría piensa demasiado poco para permitirse el lujo de poder pensar doble.

Los hombres son absurdos, se entretienen en trazar rompecabezas con las cosas del cielo, como si no tuvieran bastantes quebraderos de cabeza aquí en la tierra.

Reconozco que muchas de mis bromas son muy idiotas. Admito mi parte de culpa en el proceso de idiotización del país.

Aunque los hombres se vanaglorian de sus grandes obras, frecuentemente no son estas el resultado de un noble propósito, sino efecto del azar.

La naturaleza vuelve a los hombres elocuentes en las grandes pasiones y en los grandes intereses.

El juego cumple una alta misión moral, sirve para arruinar a los idiotas.

Los madrileños se acercan al circo a ver un animal tan bueno como hostigado, que lidia con dos docenas de fieras disfrazadas de hombres.