Frases para un hombre que no valora a una mujer ( 28 )
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La muerte de una mujer hermosa es pues incuestionablemente el tema más poético del mundo, e igualmente está fuera de duda que los labios más adecuados para ese tema son los del amante en duelo.

Un conservador es un hombre demasiado cobarde para luchar y demasiado gordo para huir.

La mente de un hombre es capaz de todo, porque todo está en ella, el pasado y el futuro.

Las pasiones son buenos instrumentos, pero malos consejeros. El hombre sin pasiones sería frío, pero en cambio el hombre dominado por las pasiones, es ciego.

¡Qué extraño es vagar en la niebla! Ningún hombre conoce al otro.

Huerta sin agua, y mujer sin amor, no sé qué será peor.
La solución puede alcanzarse por medio de la adoración de animales, del sacrificio humano o las conquistas militares, por la complacencia en la lujuria, el renunciamiento ascético, el trabajo obses...

Al alba a las lozanías habla solamente una mujer.

La grandeza de un hombre está en relación directa a la evidencia de su fuerza moral.

Ten buena conciencia y tendrás siempre alegría. Si alguna alegría hay en el mundo la tiene seguramente el hombre de corazón puro.

No creo que esté aquí de más. Aquí hace falta una mujer, y esa mujer soy yo.

Un hombre es la suma de sus desdichas. Se podría creer que la desdicha terminará un día por cansarse, pero entonces es el tiempo el que se convierte en nuestra desdicha.

La necesidad más profunda del hombre es, entonces, la necesidad de superar su separatidad, de abandonar la prisión de su soledad.

El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo.

El hombre es naturalmente crédulo, incrédulo; tímido, temerario.

Si el hombre tuviese alas, bajaría más.

La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero.

Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él.

La vida real del hombre es feliz, principalmente porque él siempre espera que pronto lo sea.

Seguramente, el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a la de éstos.

No existen paises pequeños. La grandeza de un pueblo no se mide por el número de sus habitantes, como no se mide por la estatura la grandeza de un hombre.

Si la cosa sigue así, al hombre se le atrofiarán todos los miembros salvo el dedo de apretar botones.

Bello es ver en la llanura una palmera piramidal; más, mujer, en tu hermosura todo es más regio, todo es triunfal!.

El hombre que no sabe sonreir, no debe abrir tienda.

Es difícil para una mujer expresar con palabras sus sentimientos cuando las mismas han sido creadas por los hombres para expresar los suyos.

Porque el hombre bueno es propenso a ceder.

Mi mujer es ardiente y se entrega como mi canción.

No se desea poseer a una mujer, se desea poseerla nosotros solos.

Si hay victoria en vencer al enemigo; la hay mayor cuando el hombre se vence a si mismo.

Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía.

El hombre que más ha vivido no es aquél que más años ha cumplido, sino aquel que más ha experimentado la vida.

El hombre es un lobo para el hombre.

La mujer más despreocupada siente una voz interna que le dice: "sé bella si puedes, sé sabia si quieres, pero sobre todo trata de ser estimada: es necesario.

Una pila de piedras deja de ser una pila de piedras en el momento en que un solo hombre la contempla, concibiendo por dentro la imagen de una catedral.

Del mismo modo en que solemos mirar un reloj parado como si aúm andase, también le miramos la cara a una mujer bella como si aún nos amase.

Desdichado el hombre en quien nada perdura del niño.

Cualquier cosa que el hombre gane debe pagarla cara, aunque no sea más que con el miedo de perderla.

Visto un león, están vistos todos, y vista una oveja, todas; pero visto un hombre, no está visto sino uno, y aún no bien conocido.

La esperanza es el sueño del hombre despierto.

Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral.