Frases de elogio para un hombre ( 43 )
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Busca en el hombre pobre las virtudes del rico (exquisitez, sentimientos delicados, sociabilidad, etc.) y en el rico las virtudes del pobre (seriedad, pragmatismo sencillo, bondad laboriosa, etc.).

Me glorío de no haber engañado jamás a ningún hombre y de haber procedido constantemente por el sendero de la razón y de la justicia, a pesar de haber conocido la ingratitud.

Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá un valor más alto que el de ser un hombre.

La rebeldía es la virtud original del hombre.

El artista debe ser mezcla de niño, hombre y mujer.

La desobediencia es la base del verdadero hombre religioso; la desobediencia a todos los sacerdotes, los políticos y los intereses creados.

Ningún hombre aceptará un consejo, pero todos aceptarán dinero. De donde se deduce que el dinero vale más que el consejo.

Estoy convencido que la primera prueba de un gran hombre consiste en la humildad.

El hombre nace libre, responsable y sin excusas.

El hombre es un animal evolucionado. El puede vestirse con la piel de otros animales.

Los países libres son aquellos en los que son respetados los derechos del hombre y donde las leyes, por consiguiente, son justas.

Vota al hombre que promete menos. Será el que menos te decepcione.

Usted puede quitarle al hombre sus dioses, solo dándole otros.

Desprecia al hombre orgulloso que se avergüence de verter lágrimas.

La mente de un hombre es capaz de todo, porque todo está en ella, el pasado y el futuro.

Las pasiones son buenos instrumentos, pero malos consejeros. El hombre sin pasiones sería frío, pero en cambio el hombre dominado por las pasiones, es ciego.

¡Qué extraño es vagar en la niebla! Ningún hombre conoce al otro.
La solución puede alcanzarse por medio de la adoración de animales, del sacrificio humano o las conquistas militares, por la complacencia en la lujuria, el renunciamiento ascético, el trabajo obses...

La grandeza de un hombre está en relación directa a la evidencia de su fuerza moral.
Cada hombre lleva un fantasma de mujer, no en la imaginación que entonces sería fácil de expulsarle; sino circulando en su sangre, y cada mujer un fantasma más o menos concreto de hombre.

Ten buena conciencia y tendrás siempre alegría. Si alguna alegría hay en el mundo la tiene seguramente el hombre de corazón puro.

Un hombre es la suma de sus desdichas. Se podría creer que la desdicha terminará un día por cansarse, pero entonces es el tiempo el que se convierte en nuestra desdicha.

La necesidad más profunda del hombre es, entonces, la necesidad de superar su separatidad, de abandonar la prisión de su soledad.

El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo.

El hombre es naturalmente crédulo, incrédulo; tímido, temerario.

Si el hombre tuviese alas, bajaría más.

La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero.

Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él.

La vida real del hombre es feliz, principalmente porque él siempre espera que pronto lo sea.

Seguramente, el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a la de éstos.

No existen paises pequeños. La grandeza de un pueblo no se mide por el número de sus habitantes, como no se mide por la estatura la grandeza de un hombre.

Si la cosa sigue así, al hombre se le atrofiarán todos los miembros salvo el dedo de apretar botones.

El hombre que no sabe sonreir, no debe abrir tienda.

Porque el hombre bueno es propenso a ceder.

Si hay victoria en vencer al enemigo; la hay mayor cuando el hombre se vence a si mismo.

Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía.

El hombre que más ha vivido no es aquél que más años ha cumplido, sino aquel que más ha experimentado la vida.

Una pila de piedras deja de ser una pila de piedras en el momento en que un solo hombre la contempla, concibiendo por dentro la imagen de una catedral.

Desdichado el hombre en quien nada perdura del niño.

Cualquier cosa que el hombre gane debe pagarla cara, aunque no sea más que con el miedo de perderla.