Poemas para hombres. Encuentra docenas de poemas para hombres con fotos para copiar y compartir.
Lo que defiende a las mujeres es que piensan que todos los hombres son iguales, mientras que lo que pierde a los hombres es que piensan que todas las mujeres son diferentes.
Cuanto más conozco a los hombres, menos los quiero; si pudiese decir otro tanto de las mujeres me iría mucho mejor.
Las mujeres comunes saben más de hombres que las mujeres hermosas. Pero las mujeres hermosas no necesitan saber de hombres, son los hombres los que tienen que saber de mujeres hermosas.
La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser. El humor los consuela de lo que son.
Yo soy libre solamente en la medida en que reconozco la humanidad y respeto la libertad de todos los hombres que me rodean.
Ciertos hombres de mal corazón creen reconciliarse con el cielo cuando dan una limosna.
La edad de oro retorna a los hombres cuando, aunque solo sea momentáneamente, se olvidan del oro.
A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro.
No hay accidente, por desgraciado que sea, del que los hombres hábiles no obtengan provecho.
Renunciar a nuestra libertad es renunciar a nuestra calidad de hombres, y con esto a todos los deberes de la humanidad.
El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto.
Lo que ciertos hombres perdonan más difícilmente a una mujer es que se consuelen de haber sido burladas por ellos.
Cuanto más se acerca uno a los grandes hombres, más cuenta se da de que son hombres.
La parte más filosófica de las historia es hacer conocer las tonterías cometidas por los hombres.
Hermanos, no temáis al pecado de los hombres; amad al hombre aún en su pecado, pues un tal amor aseméjase a Dios.
Pocos son entre los hombres los que llegan a la otra orilla; la mayor parte corre de arriba a abajo en estas playas.
Los creyentes de todas las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier forma de intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz.
La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales.
Sin duda, no hay cacería como la caza de hombres y aquellos que han cazado hombres armados durante el suficiente tiempo y les ha gustado, en realidad nunca se interesarán por nada más.
La tarea que enfrentan los devotos de la no violencia es muy difícil, pero ninguna dificultad puede abatir a los hombres que tienen fe en su misión.
Entristécete no porque los hombres no te conozcan, sino porque tú no conoces a los hombres.
La mayoría de los hombres emplean la mitad de su vida en hacer miserable la otra.
Para conocer al hombre basta estudiarse a sí mismo; para conocer a los hombres se precisa vivir en medio de ellos.
En las grandes cosas los hombres se muestran como les conviene mostrarse. En las pequeñas como son.
La fuerza no puede jamás persuadir a los hombres; solo logra hacerlos hipócritas.
Los hombres son criaturas muy raras: la mitad censura lo que practica; la otra mitad practica lo que censura; el resto siempre dice y hace lo que debe.
Estoy dispuesto a reconocer la superioridad de la mujer con tal de no admitir su igualdad con los hombres.
Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol.
Exageráis la hipocresía de los hombres. La mayoría piensa demasiado poco para permitirse el lujo de poder pensar doble.
Los hombres son absurdos, se entretienen en trazar rompecabezas con las cosas del cielo, como si no tuvieran bastantes quebraderos de cabeza aquí en la tierra.
Aunque los hombres se vanaglorian de sus grandes obras, frecuentemente no son estas el resultado de un noble propósito, sino efecto del azar.
La naturaleza vuelve a los hombres elocuentes en las grandes pasiones y en los grandes intereses.
Los madrileños se acercan al circo a ver un animal tan bueno como hostigado, que lidia con dos docenas de fieras disfrazadas de hombres.
No es en los hombres, sino en las cosas mismas, donde es preciso buscar la verdad.
Es cosa admirable que todos los grandes hombres tengan siempre alguna ventolera, algún granito de locura mezclado con su ciencia.
Los hombres pueden dividirse en tres clases: los que creen ser donjuanes, los que creen haberlo sido y los que creen haberlo podido ser, pero no quisieron.
El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices.
Llamo rumiantes a los hombres que se pasan rumiando la miseria humana, preocupados de no caer en tal o cual abismo.
Los hombres vulgares han inventado la vida en sociedad porque les es más fácil soportar a los demás que soportarse a sí mismos.
Seamos tan diferentes con los hombres como con los cuadros, a los que tratamos siempre de dar una luz favorable.